14 nov 2011

Rubalcaba contra el rapto de Europa.

El rapto de Europa es un antiguo tema mítico, de hondo arraigo en la cultura de la Grecia antigua a la que tanto debe la misma Europa, el cual hoy puede convertirse en tema de actualidad, pero desgraciadamente ya no en relato mítico alguno, sino por lo que sucede en la realidad en la que estamos inmersos. A nadie escapa el momento crucial por el que pasa la Unión Europea y el proyecto europeísta en general. La crisis de la deuda de algunos de sus Estados miembros, convertida en perversa dinámica que incentivan los mismos mercados que se aprovechan de ella para la especulación financiera, sabemos que mantiene en jaque a euro como moneda común de 17 países. De esa forma, es el euro, manejado torpemente por quienes quieren resolver la crisis desde planteamientos de nacionalismo económico tan alicortos como interesados, el que puede transmutarse en agente real de ese rapto de Europa, arrebatándonos la posibilidad de avanzar en la construcción europea. Después de lo visto en Grecia, donde el rescate del país se hace pasar por caminos que ponen en peligro la democracia, y después del desembarco de la tecnocracia en el gobierno de Italia –por más que sacando de él a impresentable bufón que ha sido Berlusconi-, no deja de rondar por el escenario europeo la perversa propuesta de la Europa de dos velocidades, es decir, la vía hacia una escisión en la UE de la que no habría manera de reponerse en el horizonte histórico que somos capaces de vislumbrar. No va por ahí la solución, sino que, por el contrario, lo que por ahí se daría es el secuestro de Europa sustrayéndola del poder de decisión de los ciudadanos.

Estamos en España en plena lucha electoral, pero en medio de ella no hay que perder de vista la batalla que se libra en Europa. Rubalcaba, el candidato del PSOE para la presidencia del gobierno, tiene claro que hay que dar la batalla en Europa a favor del proyecto europeo, lo cual es a favor de cada uno de los países que en él estamos involucrados. También el presidente Zapatero se ha manifestado claramente en contra de la escisión que amenaza a Europa bajo esa propuesta aparentemente “salvadora” de las dos velocidades.

Hoy mismo, la CDU debate sobre Europa en el Congreso que celebra en Leipzig. Allá es donde Angela Merkel ha insistido, frente a la derecha recalcitrante de su partido, en que es necesaria más Europa. Cierto, pero hace falta que la canciller alemana respalde esa declaración con sus propios hechos, los cuales dejan mucho que desear hasta ahora. De suyo, Merkel, con la alianza de un Sarkozy que acaba plegándose al dictado de Alemania bajo la propaganda de un reeditado eje franco-alemán, ha dado más muestras de perseguir una Europa a la medida de Alemania –siguiendo y reforzando la estela de un euro que nació a la medida del deutsche Mark- que una Alemania integrada en Europa, que es por lo que habían trabajado sus mismos antecesores. Imponiendo reformas diseñadas desde el fundamentalismo de la austeridad, para más ajustes que recaen sobre la ciudadanía de cada país, el actual gobierno alemán promueve procesos de reformas aislados unos de otros, sin una solución europea global. No es el camino, como le recuerdan a Merkel en la misma Alemania.

Rubalcaba, recogiendo el compromiso europeísta del Partido Socialista y el sentir mayoritario de la ciudadanía española, ha apuntado bien hacia la búsqueda de una solución europea a la crisis. Así, se ha mostrado a favor de los eurobonos y de dar pasos hacia nuevas funciones del Banco Central Europeo que lo saquen de su limitación a medidas monetarias con las miras puestas en el control de la inflación –¡que ahora no es el problema!- a través del control de los tipos de interés. El candidato Rubalcaba, dando pasos completamente acertados en esa dirección, propone flexibilizar el límite de déficit del 3% del PIB para 2013 como medida crucial que es necesario pactar entre los países de la eurozona. Es ésa una posición dogmática cuyo inmovilismo está trayendo de cabezas a todos en la crisis que actualmente se ceba sobre Europa, sin que nadie se atreva a poner en cuestión ese dogma de gestación un tanto azarosa, por no decir arbitraria, que recibió las bendiciones neoliberales de rigor y sólo por eso se mantiene. Ya con aplazar el cumplimiento de tal límite a 2015 la presión sobre los Estados cuya deuda pública es hoy por hoy objeto de movimientos especulativos, sería muchísimo menor. Con una medida como esa, tras la cual tenían que ponerse a trabajar coordinadamente las izquierdas europeas, se podría empezar a desatar el nudo que asfixia a Europa, liberándola de la soga con lo que hoy por hoy la llevan atada hacia su secuestro. ¿Y qué hace la derecha? Nada, como si Europa no existiera. El PP permanece ajeno a la batalla que se libra en el seno de la Unión. Y Rajoy, cuando ha dicho algo a este respecto, ha sido en dirección contraria a la inteligente propuesta de Rubalcaba.

Conclusión: el PP no está contra el rapto de Europa que se cierne sobre nosotros.

José Antonio Pérez Tapias

Diputado socialista por Granada en la VIII y la IX Legislaturas

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