16 nov 2011

Irresponsabilidad izquierdista.

Soplan vientos de cambio y nadie augura un impasse. Se acerca la marea azul con aires renovados e incertidumbres propias del funambulismo político del marianismo: recortes que no afectan a nada pero benefician a todos y otros misterios similares.

Hoy no es tiempo ya de lamentarse, el partido en el Gobierno, en el Gobierno desde hace unos cuantos añitos, ha tomado las decisiones que ha considerado menos perjudiciales en cada una de las difíciles situaciones que se le han ido planteando. Poca gente cree que hayan sido decisiones correctas –ni entre los suyos gozan los dirigentes socialistas de un inequívoco apoyo político (que no moral) hoy día– pero también la mayoría es consciente de lo adverso de los últimos tiempos.

Sin embargo, a estas alturas de la carrera no parece lo más apropiado echar leña sobre el árbol caído. Y como siempre en este país, es justo lo que se está haciendo: echar leñan, carbón y todo lo que se encuentra para hacer la campaña al rico fuego del reproche, la queja, la acusación y la arenga. De los populares se podía esperar pero en ningún caso es justificable de los compañeros que se dicen de izquierdas. Compañeros de ese espectro político caracterizado, únicamente, por no ser la derecha. Por, supuestamente, luchar por la igualdad, los derechos sociales, el estado del bienestar y el desarrollo humano y pacífico de los pueblos en armonía.

¡Ja! Los que se dicen de verdaderas izquierdas en este país parecen en ocasiones carroñeros al acecho de un moribundo espíritu socialista para reconvertirlo en izquierdaunidista, meros truhanes de zoco que persiguen con palabrería fútil hacer cambiar de papeleta a un ciudadano desencantado. “La izquierda”, esos señores que rehúsan por lo general las corbatas y los grandes sueldos, que luchan por el obrero y el jubilado, que por lo visto defienden un reparto equitativo de la riqueza basándose en argumentos morales y de justicia universal se han convertido hoy en los capitalistas del voto. Son lobos en los pastos hobbesianos que no atienden al color de su presa cuando van a arrebatarle la papeleta.

Si hay algo que todavía posee la izquierda de este país son ideales, principios, valores guía, y con ellos se les llena la boca: reparto, equidad, bienestar, servicios sociales, derechos, igualdad. Pero desde luego se contradice a ella misma, y genera repugnancia entre quienes aún nos mantenemos firmes a esos trapos viejos llamados “ideología” y “moral”, cuando en vez de apoyar a sus afines, intenta de su derrota sacar partido. Izquierda Unida no debería estar haciendo campaña contra Rubalcaba sino una campaña por sus propios valores y en contra del enemigo de los mismos: el Partido Popular. Una coalición que alberga a tantas familias, que dice poder aliarse con tantas sensibilidades, no puede nunca ver justificado el asalto al tren de la por ahora única izquierda que ha obtenido la legitimidad ciudadana para gobernar en la Historia de España: el Partido Socialista.

Belén Zurbano Berenguer.

Periodista.

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